Una tarde de crucifixión y muerte. Verde amarillento en los campos de cereal, ansiosos de ese sol que se resiste. El agua persistente ha empapado la sementera, en este marzo lluvioso y también ventoso. Es Semana Santa.
Andando por el camino, la vara en la mano y los pasos lentos, intentando hallar justificación a lo injustificable. Amigo Chuchi, parecemos zahorís aficionados. Ladridos de perros en la lejanía, nubes negras y en la balsa, con abundante agua, el reflejo de la torre medieval.
Bajo el arco de la puerta del atrio, de la iglesia restaurada de Santo Domingo el de Silos, ésa en la que no están las armas de los Hurtado de Mendoza, estaban ellas. Esa joven que los ochenta ya había cumplido, lazos de consanguinidad y amistad le acompañan, en esta tarde atípica de primavera.
Sois de aquí, preguntan.
.- No, pero como si lo fuéramos..
Nos podéis indicar el camino para ir al lavadero. Hemos leído que hace un tiempo habían robado unas pilas y queremos verlo.
.- Por supuesto y si queréis os podemos acompañar.
Estaríamos encantadas.
.- Queréis ver la fragua y el horno.
Claro que sí.
La fragua y el horno restaurados por la Asociación, lo del común que perdure para las nuevas generaciones. El horno que se enciende una vez al año, pollos, costillares y repostería, y este año en la mesa tres comensales más.
Los rayos de sol se proyectan en las pilas del lavadero de Señuela. Iluminan las que no fueron usurpadas, en una noche negra. Al abrigo de las paredes, junto al brocal, amena charla y recuerdos, recuerdos de un pasado muy presente.
En la mano el café humeante, a la luz de la carrasca que lentamente se consume. Esas manos, en posición de bendecir, que lentamente se calientan y esas direcciones que sobre una hoja de papel se escriben.
Recibí un paquete por correo, un regalo. En el remite Sastre de Ruiz, en otros tiempos Ruiz de Sastre, tanto monta. Tiempos de caminos en la posguerra tardía. Es la palabra dada que, para algunos, tiene aún más valor que la rúbrica en los papeles. El apretón de manos más respetado que la firma sobre el papel.
Maya, es el título. A María dedicado. Prologo Julián Marías. Año 1987. Y pronto lo leí. Villar, pueblo antiguo, planta amarilla y blanca de prados, juego de muchachos, árbol y canciones, hermosa muchacha,...
Con el tiempo se olvidan los objetos y las palabras, o mejor dicho se encuentran adormecidas en el baúl de los recuerdos. Ese baúl que nuestra generación enterrará como cofre con tesoro. Recordar es volver a vivir y recordé.
Herrada, expremijo, trébede, jofaina, tarriza, alcuza, mayal, vasar, angarilla, albarda, cincha, cantarero, colodras, puerta talanquera, picar el dalle, uncen y desuncen las yuntas, .….
El patrimonio, el patrimonio con mayúsculas y minúsculas, el rico legado de nuestros mayores, no importa en la sociedad de la inmediatez y el dinero.
Solamente Emilio decirte que ahora somos menos los sorianos que vivimos en la provincia. Hemos abandonado nuestros pueblos, damos la espalda al medio rural, a la madre tierra. Estamos cada vez más envejecidos, los proyectos de vida de nuestros hijos, bien formados, no tienen cabida en esta provincia marginada.
Nuevas tecnologías y juventud por ti soñadas, son quimeras en la actualidad. Comentarte que la sostenibilidad que defendiste, no se entendió. Bueno los intereses, el dinero, el poderoso caballero, no la entendieron.
No hacemos Mesta, ya no se firman aparcerías. Tenemos parques eólicos en las sierras donde las merinas pastaban en verano y un potente sector primario. Multinacionales de la riqueza. Manzanas, productos naturales y rosas, y raquíticos sueldos de sobre vivencia. Las granjas de cerdos proliferan, macro-granja de vacas se proyecta, en este nuestro desierto que es la provincia de Soria.
Tenemos unas cúpulas que ascienden al cielo, cerca de la ciudad celtíbera, camino de Maya. Es la sombra del ladrillo, la sombra alargada del poder. Y tenemos polígonos industriales vacíos y tenemos ruinas, muchas ruinas.
Pero qué te voy a contar si todo esto tú ya lo sabías hace muchos años. Si luchaste por revertirlo. Todo lo que no mejora empeora, Emilio Ruiz.
“Pochi” como bien sabes los sorianos somos parcos en palabras, solamente gracias.
Muchas gracias amigo Cándido por tu sensibilidad y hacer que 'Maya' siga vivo. Sentimos tu 'Otra Soria' desde lo más hondo. Sé que a mi padre, Emilio Ruiz, le hubiera gustado conocerte y compartir contigo tus muchos conocimientos de la provincia.
ResponderEliminarHasta pronto. Un abrazo
Gracias María por tus palabras. Como bien dices “Maya” sigue sigue vivo y “A María” impreso en una página entera. Un abrazo.
Eliminarprecioso todo lo que escribes. este maya del que hablas es villar de maya? Mis bisabuelos eran de villar de maya y Santa Cecilia. también de vellosillo. me encantaría visitar estos pueblos con alguien que sea de por allí. de yanguas era mi abuela y lo conocí hace 3 años. precioso!!!!
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras Carmen. Ese Maya, titulo del libro de Emilio Ruiz, efectivamente se refiere a Villar de Maya. Conozco los pueblos que nombras de Tierra de Yanguas. Si en el deseo de conocer tus orígenes te puedo ayudar, yo encantado. Cuando decidas visitarlos, si lo deseas, podemos programar una ruta. Un saludo.
Eliminarla verdad es que me encantaría poder hacer una ruta contigo ya que lo conoces mu y bien. ya me dices la forma de contactar para saberlo. tienes alguna historia sobre vellosillo o yanguas de primeros del siglo xx? gracias
ResponderEliminarCarmen en la página principal a pie de página, sin entrar en las entradas, tienes el (contacto), me envías un mensaje y ya hablamos en privado. Saludos.
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