Oncala (Soria). Juan Francisco Ximénez del Río. Generoso filántropo (II).

En esta entrada hablaré de la obra más importante que para el pueblo de Oncala financió, el arzobispo bienhechor, Juan Francisco Ximénez del Río, su iglesia.  
Agricultores de minifundio. Pequeños propietarios de fino. Pastores de merino con “escusa” concedida, unas cabezas propias con  pastos pagados por el ganadero y minorados de la retribución. Y ganaderos mesteños. “Ya se van los pastores a la Extremadura”. Rebaños de unas mil cabezas, con cincuenta carneros y la mitad de mansos. Conducidos por rabadán, tres pastores y zagal. “Ya se queda la sierra triste y oscura”. Cinco mastines, en el cuello las carlancas, los hierros protectores, cada uno de ellos tiene su amo que le mima. Caballerías con el hato, el caldero y la sal. Cañadas, cordeles y veredas. El camino que se ha de volver a pisar. “Ya se queda la sierra triste y callada”. Matriarcado poco reconocido, en el largo invierno soriano. Pueblos vacíos, casi exclusivamente abuelos, mujeres y niños. “Más de cuatro zagalas quedan llorando”.
Casas de piedra, bella arquitectura serrana. Unas setenta habitadas y dos blasonadas: “Saez” y “Ximénez”. Es la Oncala de la época del arzobispo.
En su escudo episcopal y como ornamento, la marca de la familia de los “Ximénez”. Primero en el escudo de obispo en Segovia,  seis borlas en tres filas  y luego en el de arzobispo de Valencia, 10 borlas en cuatro filas. Bajo el AVE MARÍA mendozino y en el centro  sus armas. Una cruz cargada en su brazo superior de una corona, dos leones rampantes afrontados y un cordero, acompañado de cuatro estrellas de seis puntas.

Existía una pequeña iglesia rural, iglesia del concejo en el barrio de la Revilla. Una ambiciosa obra proyectada por el arzobispo, la construcción de una más amplia. Dos barrios, la rivalidad y las desconfianzas. ¿Y si no llega a construirla en su totalidad? Solución salomónica. Se edificará la nueva manteniendo la iglesia ya existente. Y así, mientras la construcción, no se interrumpirá el culto divino. Obras a sus expensas durante los años 1780 a 1798 y legado concluido dos años antes de su muerte. Altiva iglesia de San Millán dominando el pueblo y el término. Cuando se hubo terminado la nueva, comenzaron a derribar la primitiva, sacando por la puerta los escombros en cestos y espuertas. ¿Dónde se reutilizaron las piedras de la iglesia antigua? La ermita ya estaba construida desde 1791 y la casa-palacio del arzobispo también.

Iglesia advocada a San Millán de la Cogolla, San Millán hijo de pastores y pastor  en su niñez. El patrón y protector de los pastores en una Oncala ganadera. Construcción de cal y canto, con forma de cruz.
Cruzamos el umbral y la mirada se detiene. Bajo el coro pilas bautismales en plural. Una en el baptisterio y la otra allí reubicada. 

Caminamos franqueados por su mayor tesoro, mirada de reojo hasta llegar al altar. El retablo Mayor con la talla de San Millán, monje con sayal negro, cayado y cordero acurrucado a sus pies, de la primera mitad del XVIII. 
Franqueándolo las tallas de San José con el niño, del último cuarto del XVIII. 

San Roque, madera hueca de nogal noble. 

Un Cristo crucificado y la virgen del Espino hasta allí trasladada. Virgen negra, su ermita y la casa del santero, milagros y romerías, la devoción y las tradiciones, la leyenda del aceite y la codicia humana.
Y ahora con tiempo suficiente, contempla y admira los diez tapices, que colgados en los muros interiores decoran la iglesia. Ocho son de la serie denominada Apoteosis Eucarística y dos de la serie
llamada galante, es el Museo de Arte Sacro.
Fueron tejidos a partir de los bocetos que Rubens pintó, para la serie El Triunfo de la Eucaristía, que le había encargado la infanta Isabel Clara Eugenia, para el monasterio de las Descalzas de Madrid. Paños de la escuela flamenca realizados en el siglo XVII.
La catedral de Valencia puso en subasta pública dieciséis paños. Fueron comprados por el arzobispo en los últimos años de su vida y los donó al pueblo que le vio nacer. Diez quedan colgados en la iglesia, los seis restantes, que decoraban la ermita, fueron vendidos.
Solo unas imágenes. En los libros y las redes  existe una amplia documentación, con información detallada. Ahora escucha las sabias explicaciones en boca de ganadero trashumante. Ahora la soledad y el sonido del silencio.
Como curiosidad en el avisador Numantino, de 15 de septiembre de 1906, se dice: 
“Los tapices de Oncala. Sabido es que en la magnífica iglesia de Oncala existen antiguos y  valiosísimos tapices que siempre han despertado la codicia de los anticuarios que han hecho tentadoras proposiciones para adquirirlos. 
Hasta nosotros han llegado rumores de algo grave que con referencia a dichos tapices dícese ha ocurrido, y como nada concreto podemos afirmar solo expresaremos que según nos informan, los tapices continúan en Oncala y el pueblo ha estado y está dispuesto a no permitir que aquellas joyas de arte y riqueza sean mal vendidas, ni que sirvan para enriquecer  particulares. 
Los citados tapices han sido valorados en 50.000 duros y son propiedad del Ayuntamiento de Oncala y de su parroquia".
Y en un artículo de 1922  "No es la primera vez que míster León Levi hace compras de obras artísticas en España, ni es tampoco la primera vez que una intervención oportuna y rápida entorpece y hasta desbarata estos negocios". (Astuto arqueólogo míster Levi , adiós a las pinturas de Casillas).
Venció, (don Manuel Hilario Ayuso) en cambio, al salvar los tapices de Oncala, quizás la única equivocación del señor Levi, que ofreció por ellos más de lo que valían, y parece, Dios lo quiera, que vencerá ahora, porque también ha intervenido en este asunto que de deslizarse conforme  los deseos de míster Levi, proporcionará acaso a éste el mejor de sus negocios.”
También dotó a la iglesia con vasos sagrados y ornamentos de seda, ocho o diez casullas del siglo XVIII bordadas en oro y plata sobre seda. Con el fin de atender los gastos de la Ermita y la Preceptoría de latín (enseñar la gramática del latín), para la que edificó casa especial, dejó una fundación de doscientos mil reales, que desapareció con la desamortización de Mendizábal.
Benefactor en los lugares donde ejerció su mandamiento. En los diez años de pontificado en Segovia, visitó dos veces toda la diócesis. Construyó a sus expensas el pavimento de la santa iglesia, adornó cuatro capillas y dio para el culto ternos preciosos y ricos ornamentos. Importantes fueron las donaciones al hospital de Segovia, en agradecimiento un retrato de Vicente López Portaña, colgado y en la cartelera: «D. Juan Fran-co Ximénez Obispo de esta ciudad de Segovia Bienhechor especial de este hospital de la Misericordia y después hecho Arzobispo de Valencia», compuso tres entradas de aquella ciudad, hizo varios caminos, fábrica de paños, estableciendo escuelas en los pueblos para que se hilase la lana fina. Beneficencia a los labradores y profesores.
En Valencia, pese a su corto arzobispado, realizó una intensa labor en favor de la industria de la seda, apoyando el trazado de los caminos del Grao y de la Albufera y ocupándose de la Casa Hospital General de la Ciudad, un cuadro de Vicente López Portaña, con su imagen lo recuerda, entregado después de su muerte, y en la cartelera: «El limo. Sr, D. Jvan Francisco Ximénez del Río. Arzobispo de Valencia, singular bienhechor de esta santa casa». 
La muerte le sobrevino el día 1 de abril del año 1800, su lápida sepulcral se encuentra en la Capilla de San Dionisio y Santa Margarita de la catedral de Valencia. En la Sacristía de dicha catedral, cuelga el retrato oficial, anónimo, del arzobispo.

Retrato: "Catedral de Valencia".



La iglesia de San Millán (BIC 1983) y los tapices que forman parte del Museo de Arte Sacro de San Millán creado por convenio de 1994 firmado por la Consejería de Cultura, Diócesis y ayuntamiento y parroquia, son bienes de Interés Cultural. (BOCyL de 2 de junio de 2014. Consejería de Cultura y Turismo de la Junta. Se declara Bien de interés Cultural  con la categoría de Monumento, la iglesia de San Millán de Oncala, incluyendo en la declaración, como partes integrantes, el conjunto de tapices, ubicados en la Iglesia, Sede del Museo de Arte Sacro.

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