Peña Turquilla y sus corrales en la cañada, es tierra de Castilfrío y apartadero de ganado. En la sierra, contadero de merinas, numero de cabezas que cada propietario podía meter al término, y los pastos frescos de verano esperando. Primero libre la entrada, entre 8.000 y 9.000 cabezas, luego el cupo, las 50 por hectárea de propiedad, y la compra de derechos a otros vecinos para toda la piara.
Fuente Marín, manantial de agua clara, en el término municipal del pueblo de San Andrés de San Pedro. Hacía allí se dirige el rebaño siguiendo el sonido de las esquilas, a reponer fuerzas. Fieles mastines trujillanos o portugueses con las carlancas en el cuello y los careas adiestrados cumpliendo las ordenes. La recua con la red, los utensilios básicos y un saco lleno de paja que hacía las veces de colchón, pastando. Algún regalo escondido para la familia o la amada.
Y luego los sentimientos.
Familiares ansiosos al reencuentro, en los verdes pastos. Pastores abrazados en silencio tras la dura invernada. Crudo invierno soriano y duro para todos. En los brazos algún retoño y el cayado en el suelo. Quizás viendo por vez primera a los hijos engendrados en la anterior agostada, y con el moquero secándose las lagrimas de alegría que florecen.
Alguna familia ya habían bajado a Garray al "descansadero", donde el ganado se solía detener y en ocasiones pasar noche. Emociones a la sombra de la ermita de los Santos Mártires.
Alguna familia ya habían bajado a Garray al "descansadero", donde el ganado se solía detener y en ocasiones pasar noche. Emociones a la sombra de la ermita de los Santos Mártires.
El pueblo de San Andrés se fusionó voluntariamente en 1970 con los de El Collado-Navabellida y Oncala, y el municipio nuevo adquirió la denominación de este último. La sierra, Fuente Marín y ahora molinos en su termino. Poderoso caballero es el viento, pero eso es harina de otro costal.
Y allí está ahora la nueva Fuente Marín entre retoños de acebo. Monolito en piedra con su cartel de agua no potable, en el centro un escudo y a los lados letras gravadas en piedra.
"ISOLUX WAT/GRUPO ISOLUX / AL PUERTO de ONCALA/ y a los PUEBLOS de / TIERRAS ALTAS/ y una fecha Agosto 2001".
Sobra en este lugar y no en otro, el escudo de Oncala, esos cinco lobos en sable con corona de Duque y el bello poema de Arsenio Gallego Hernández (Castilruiz. Soria. 1886 – Cáceres 1969) "ONCALA LA FRÍA/ONCALA LA MERINERA/LA DE LOS BLANCOS INVIERNOS/LA DE LAS ALTIVAS SIERRAS".
Yo quiero copiar algo de Dionisio Ridruejo, escritor y poeta, con ascendientes en San Andrés de San Pedro. Y que mejor que como definía el poeta a los habitantes de San Andrés, extensible según mi opinión a toda la Sierra. "Porque eran hombres de fibra dura, inteligentes, que a pesar de la pobreza y la ingratitud del clima habían aprendido a leer y a llevar cuentas y, sobre todo, llevaban en su sangre aquella dignidad austera, aquella lucidez más lógica que imaginativa de que hablan los entendidos en antropología soriana y celtíbera".
Abajo la dehesa boyal, con una extensión de cuarenta hectáreas. Robles y hayas, fuentes y río, claros y el raso. Dehesa boyal terrenos de aprovechamiento común e invendible en base a la legislación desamortizadora, que perdura en el tiempo.
Es en abril de 1898 cuando la Diputación provincial de Soria informa favorablemente el expediente de la dehesa boyal de San Andrés de San Pedro.
Suertes de leña para los vecinos, fríos inviernos de la sierra, y pastos para el ganado mayor.
Dulero y hacenderas anuales para reparar esa pared de piedra que la rodea.
Esta entrada pretende ser un reconocimiento. Un homenaje a una forma de vida que desapareció. Miremos atrás intentando comprender y así podremos avanzar por la senda del futuro.
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