Día soleado de este invierno que se desvanece. Contrastes
vividos en la falda sur de la Sierra de Inodejo: Fuentelaldea, La Barbolla,
Monasterio y La Revilla. Santuario de La Concordia de Nuestra Señora de Inodejo
o Virgen de “las Tormentas”, con casi una treintena de pueblos y su virgen de leche del siglo XIII. “¡Primavera soriana, primavera humilde, como
el sueño de un bendito, de un pobre caminante que durmiera de cansancio en un
páramo infinito!” que decía don Antonio.
Tierras de cultivo de cereal, ganadería ovina y monte, subastas de madera y carboneo
lejano.
La Revilla, pueblo en otros tiempos con ayuntamiento propio.
Su término municipal a mediados del siglo XIX crece al incorporar La Barbolla,
Fuente la Aldea y Monasterio. En ese momento son pequeñas aldeas, La Revilla
cuenta con 36 hogares, La Barbolla la forman 16, en Fuentealdea hay 18 y en
Monasterio 23. En conjunto 120 hogares con una población de hecho de 463
personas.
Desde julio de 1916 a su nombre se le adiciona el de Calatañazor,
para no confundirse con otras Revillas españolas.
Otro día de un marzo ventoso de hace cincuenta años, un
lunes negro. Un 20 de marzo de 1967 la tragedia se cebó con este pueblo. Una veintena de las viviendas existentes y ocupadas por un centenar de habitantes,
quedaron destruidas por el fuego. Ni ropas, ni enseres se pudieron salvar.
Recuerdos calcinados. Casas, pajares y la escuela fueron pasto de las llamas.
Esa escuela inaugurada el 11 de septiembre de 1927, gobernador civil y
autoridades, educación y cultura es la
prosperidad de un pueblo.
El 7 de diciembre de 1967 los vecinos del pueblo de
La Revilla de Calatañazor damnificados por el incendio que destruyó sus
viviendas han recibido 1.161.235 pesetas, que le entregó el gobernador civil y
jefe provincial del Movimiento. El Patronato del Fondo Nacional del
Movimiento destinó 318.000, y el resto suscripción abierta y donaciones de la
caja de Ahorros de Soria.
La mayoría de sus habitantes marchó del pueblo. En la
actualidad es pedanía dependiente de Quintana Redonda.
En 1970 se produce la fusión voluntaria de Quintana Redonda,
Las Cuevas de Soria, Fuentelárbol y La Revilla de Calatañazor. En la actualidad
hay cinco habitantes censados.
Datos y cifras de un pasado reciente. Una
cuarentena de casas, pósito municipal, la consistorial, la del párroco y la
escuela.
La electrificación de la localidad se produce en 1951 y el
agua corriente, el agua corriente aún la están esperando.
La ermita de Santa
Ana a unos 200 metros antes de llegar al pueblo, letras a la patrona "para evitar
la pobreza", y letras en una campana a esa misma santa, en la espadaña tambaleante.
El
pilón, la fuente y el lavadero. El lavadero o la tristeza de la pérdida de
edificios del común.
Ahora produce amargura contemplar y pasear por el pueblo.
Casi la totalidad de casas y tainas en ruinas y unas naves nuevas dentro del pueblo, con mastines guardianes, ladridos al desconocido, cadenas de hierro al collar
que en otros tiempos fueron carlancas.
Donde ahora vemos piedras, en un ayer no muy lejano fue
sudor y esfuerzo. Imágenes, para aquellos que tuvieron que marchar, que son tristeza.
Es la pena en el corazón por algo querido, es la nostalgia de otros tiempos. La soledad para el que lo visita.
Y quizás en otro marzo futuro, algún caminante pueda
contemplar el pueblo rehabilitado. “Mi
corazón espera también, hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la
primavera”, decía don Antonio Machado.
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