Era una tarde fría del largo
invierno soriano. El cierzo soplaba con fuerza sobre el altozano. Al resguardo
de la Iglesia y de las ruinas del castillo medieval la
conversación fluye espontáneamente. Pelo blanco y surcos en la frente. Escuchar, escuchar pero
sin prisa y hablar.
Río que con premura a la mar llegó. Ley
natural incumplida, vida que se va y vida que se queda. Destino cruel que
truncó proyectos de vidas.
Un molino harinero con esfuerzo
comprado y luego heredado. El agua del riachuelo a la acequia desviada. Canal donde los patos
revolotean y en las orillas los chopos crecen. Molino cuya rehabilitación
esperaba a la soledad buscada. Sol, fecha y luna grabados sobre piedra en el pasado. Manos de agricultor convertidas en manos
delicadas de restaurador. Albañil, mecánico y ebanista. Piedras, hierro y madera. Pensamientos que son recuerdos,
lágrimas en silencio y tiempo detenido.
Satisfacción por la
obra bien hecha. Recuerdo y homenaje al pasado. Orgullo y legado al futuro.
Me parece genial que hayas empezado este blog, tienes buen material y dotes para hacerle entretenido y didáctico.
ResponderEliminarEnhorabuena, pri
Belma
Se intentará, se intentará ma. Muchísimas gracias.
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